Palabras en el almuerzo en Quito, Ecuador

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DRA. CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER DURANTE EL ALMUERZO EN SU HONOR OFRECIDO POR EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE ECUADOR, RAFAEL CORREA, EN EL PALACIO CARONDELET    

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Muchas gracias, muchas gracias Rafael por tantas emociones: quiero ante todo decirle a usted, presidente Rafael Correa y a todo el pueblo del Ecuador, que la posición que tuvo mi país, la República Argentina, durante el desgraciado episodio en la frontera colombiano-ecuatoriana es producto de nuestra más intima convicción en cuanto a las relaciones internacionales, aquí en Latinoamérica, donde no puede ni debe ingresar, tal cual lo afirmé en la Reunión del Grupo de Río, en la República Dominicana, la unilateralidad y el ataque preventivo, que tanto ha dañado la seguridad del mundo.

No fue una deferencia con el pueblo ecuatoriano, no fue una muestra de amistad contigo Rafael Correa, fue nuestra más íntima convicción porque de la misma manera vamos a reaccionar y vamos a adoptar la misma posición cada vez que alguien piense que aquí, en la Patria Grande de Latinoamérica, se pueden introducir este tipo de doctrinas.

Creo que uno de los logros y de los orgullos más importantes que puede exhibir precisamente la diplomacia latinoamericana, es haber rechazado este tipo de actitudes y preservar la legalidad, preservar la legitimidad, preservar la vigencia irrestricta del derecho internacional y del respeto a las fronteras es una cuestión que excede los lazos de amistad o vinculación o simpatía que cada uno nosotros pueda tener entre un Gobierno y otro; hace a cosas aún más profundas, si se quiere, hace a nuestra propia forma de ver y de ser, a nuestra propia historia.

Por eso nuestra posición clara y contundente en cuanto a la vigencia irrestricta de la legalidad, la legitimidad y el derecho internacional. Una y mil veces más lo volveríamos a hacer y lo haremos del mismo modo.

También quiero contratularme en esta reunión latinoamericana por el triunfo en la hermana República del Paraguay de Fernando Lugo, con quien anoche mantuve una conversación. Ya lo había conocido cuando estuvo conmigo en Buenos Aires hace poco más de un mes y ayer lo felicité por el triunfo impecable e inobjetable, en comicios libres, democráticos y sin proscripciones, de su movimiento que es realmente un movimiento de características sociales además de políticas, que seguramente dará inicio a una nueva etapa en la hermana República del Paraguay, y que como bien decía Rafael hoy señala que estamos ante un cambio de época, del cual uno debe dar cuenta en el lugar que le toca estar; puede ser un presidente, un gobernador, un intendente, un ciudadano, un empresario, un intelectual, un profesional o un estudiante, pero todos debemos advertir que los cambios inexorablemente llegan.

Un político de la posguerra italiana, Sartori, decía que uno siempre debe cambiar cuando las épocas cambian, a menos que sea tan importante que sea uno el que logre cambiar la época.

Entonces creo, hermanos y hermanas latinoamericanos, que en estos tiempos de cambio advertir estos signos, decodificarlos, dar cuenta adecuada de los mismos, interpretarlos y llevarlos a la práctica concreta en los lugares de responsabilidad que nos tocan es el gran desafío de todos los latinoamericanos. Mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos, articular lazos de unión económicos, sociales y culturales profundos entre todos los países, para lograr en un círculo virtuoso reposicionar a nuestra región con nuevas categorías de pensamiento y también nueva formulación de proyectos que cada uno con su característica, con su identidad, están dando cuenta del tiempo que vivimos.

En nombre de todos ellos y de todos los hombres y mujeres que dieron su vida en la lucha por una Latinoamérica mejor, alzo mi copa por la Argentina, por Ecuador y por ti Rafael también. Muchas gracias.