Qué hermoso ver en un acto de inauguración de una universidad allá en el fondo también los cascos amarillos de los obreros de la construcción, casi como un símbolo. (Aplausos)
Casi como un símbolo en esta Argentina que yo llamo la Argentina del Bicentenario. Argentinos, argentinas, en poco menos de dos años vamos a cumplir 200 años de historia. Desde aquel 25 de Mayo de 1810 han transcurrido 200 largos y difíciles años. Que nos han visto con frustraciones, con desencuentros, con inequidades, con injusticia, con fuerte destrucción de la construcción democrática, con enfrentamiento entre los argentinos, y en definitiva con un saldo, una Argentina que por allá en el 2001, como alguien recordó hace unos instantes, los argentinos pensábamos que se nos desintegraba entre las manos.
Me acuerdo de aquel 25 de Mayo del 2003, cuando el presidente Kirchner asumió, los días posteriores, cuando muchísimos amigos intendentes como Hugo Curto acudían a su despacho, con los gravísimos problemas que teníamos en la Provincia, en todo el conurbano, en la Argentina en definitiva. Yo le preguntaba recién a Hugo cuántos obreros tiene hoy Peugeot, 6.000 me dijo, trabajan tres turnos; en aquel 25 de Mayo eran apenas 800 los trabajadores aquí en Tres de Febrero en el sector automotriz.
Miraba esta universidad que es la sede Caseros y le quiero decir algo Jozami, yo hubiera elegido otro nombre. No sé, en los 200 años algún día vamos a tener que discutir algunas cosas, pero me gustaría que fuera otro no Caseros. (Aplausos) Pero bueno, vamos por el reencuentro y por la construcción para adelante. Porque claro, la historia tiene sus entuertos, uno no llega a determinadas crisis, a determinados modelos de país sin haber pasado cosas en la historia. Y examinar esa historia no es para hacerlo con el dedo fiscal de señalar o de ponerse de un lado o del otro, sino para ver los argentinos en qué parte de nuestra historia, cuál fue el punto de inflexión donde nos equivocamos para no tener, con todo el potencial de nuestros recursos humanos, de nuestros recursos naturales, de la extensión de nuestro territorio, países como los que por allí vemos en el mundo desarrollado.
Vemos que muchas veces nos hemos equivocado, no importa si fue de buena fe, de mala fe, por intereses, lo importante es examinar esa historia para no volver a cometer los mismos errores. No con el ánimo fiscal como les dije, y acá esta universidad que hoy estamos inaugurando significa eso que muchas veces se dice, se escribe, que queda fantástico en los discursos, sobre todo en campaña electoral o tal vez en un enjundioso editorial y que mencionaba el rector Jozami: redistribución del ingreso.
Esta es una universidad pública, la sostiene obviamente el Estado Nacional, se construyó esta nueva sede con fondos del Estado Nacional, de los impuestos que pagan todos los argentinos. Yo también quiero informar que el impuesto que más recauda en la República Argentina es el IVA, un impuesto que pagan todos, los que tienen dinero, los que no tienen, los que tienen trabajo y los que no lo tienen, tal vez los que nunca puedan venir a esta universidad también han contribuido a construirla. En nombre de ellos y por ellos es que tenemos que replantearnos los argentinos entonces el modelo de país que necesitamos construir. (Aplausos)
Un país en nombre de los que no tienen todavía trabajo, en nombre de los que lo tienen y tal vez tengan que formalizarlo porque están en negro; en nombre de los que tienen un buen trabajo y tienen el derecho y la necesidad de mejorarlo; en nombre de los comerciantes que tienen que apostar todos los días cuando abren la persiana de su comercio a seguir vendiendo más y mejor; de los empresarios que invierten en las fábricas; de los trabajadores rurales en el campo, de nuestros chacareros, de nuestros productores. Pero de todos y para todos, porque eso es un país. Y uno piensa que cada uno de los argentinos debe sentir que está aportando algo al país, para que precisamente aquellos que no pueden todavía valerse por sí porque no han encontrado trabajo - porque tenemos dos generaciones de argentinos por lo menos que no han visto trabajar a sus padres y esto ha implicado un proceso de desocialización brutal en nuestro país- vuelvan a poder reconstruir una vida y un destino.
Por estas cosas es que los argentinos tenemos la obligación de reflexionar en este Bicentenario, luego de por primera vez en 100 años, cuatro-cinco años de crecimiento sostenido. Y si este año 2008 volvemos a crecer va a ser en toda nuestra historia el período de mayor crecimiento en los 200 años de historia de los argentinos. (APLAUSOS)
Díganme si no vale la pena insistir en el camino y en el sendero que emprendimos el 25 de mayo del 2003. Que no es de ningún sector, de ningún partido, más allá de la afiliación clara y pública que pueda tener quien presida la República Argentina.
Con mi más íntima convicción, pero fundamentalmente más que por íntima convicción por experiencia histórica, he aprendido que un país, una sociedad, no lo construye ni un partido ni un sector, a un país lo construimos entre todos. Y cada cuatro años, en compulsa democrática, que ahora podemos tener, porque además, argentinos y argentinas, tenemos algo que cuando yo era muy joven no tenía, la posibilidad de elegir. Tal vez los más jóvenes no entiendan este valor formidable de la democracia. ¿Pero qué es la democracia? La construcción, la decisión de que cada cuatro años nos sometemos a la voluntad popular para rendir cuentas del resultado de nuestras gestiones y allí validar o no lo que uno ha hecho, y el respeto a ese resultado que no es el respeto al sector que ganó o al presidente que fue elegido o al gobernador o al intendente. ¿Saben qué es? Es el respeto a la voluntad popular. Esto es lo que construye democracia, lo que construye institucionalidad, lo que construye calidad institucional.
También, por parte de quienes gobernamos, por parte de quienes tenemos responsabilidades institucionales como intendente, como gobernador o como presidenta, hay también una gran responsabilidad, la de respetar ese mandato popular, la de respetar las ideas y las propuestas por las cuales fuimos elegidos. Esto es no solamente legalidad y legitimidad, es además calidad institucional.
En nombre de todos estos valores, inclusión social, redistribución del ingreso, construcción democrática, voluntad popular, experiencia histórica y nuestro país próximo a cumplir 200 años, los invito hoy, hermanos y hermanas de Tres de Febrero a festejar esto que tenemos al lado, universidad pública, educación, formación para nuestros jóvenes, para la movilidad social ascendente, que fue lo que realmente hizo grande a la República Argentina. (APLAUSOS).
Muchas gracias y felicitaciones Aníbal, felicitaciones Hugo por la gestión que ustedes llevan aquí, sin descanso, junto a la gente, como siempre. Muchas gracias. (APLAUSOS)