Palabras Presidenta en la presentación del Plan Estratégico Territorial

PALABRAS DE LA PRESIDENTA ELECTA, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, DURANTE EL ACTO DE PRESENTACIÓN DEL PLAN ESTRATÈGICO DE DESARROLLO TERRITORIAL "ARGENTINA DEL BICENTENARIO".

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Después de escuchar atentamente a la arquitecta Oporto y al arquitecto De Vido más que planificación hablaría de algo que me parece todavía aún más importante, que yo creo es la base fundante de la decisión de la planificación, que es volver a pensar un país. Un país se piensa, se lo imagina y luego de lo construye con el esfuerzo de todos los argentinos, cada uno desde su lugar, cada uno desde su rol.

¿Cuánto hace que los argentinos no pensábamos en términos estratégicos el país? Esto va a parecer, tal vez, demasiado sesgado en lo ideológico. Pero el último recuerdo que tengo de planificación, de pensar un país con objetivos, con decisiones, era un libro muy grande, que yo leía desde chiquita, que era el Plan Quinquenal. Recuerdo que me gustaban los dibujitos, estaban llenos - no sé los cronistas presentes y los que no lo eran - porque en definitiva, vamos, los libros hay que leerlos todos, los que nos gustan y los que no nos gustan, también - de barquitos y obreritos, de fabriquitas, en fin, se pensaba qué país íbamos a tener los argentinos al cabo de tantos años.

Y yo creo que el gran desafío que tenemos hoy todos los argentinos, cualquiera sea nuestra ubicación ideológica, nuestra historia personal, que todos la tenemos y todos tenemos derecho a que esa historia personal, esa ideología sea respetada y sea tomada,  también, en el conjunto, todos tenemos derecho a demandar esto. Pero creo que todos nos debemos volver a repensar el país, no puede ser que un país cambie cada cuatro años, cambia un Gobierno, cambia la composición de una Cámara de Diputados, de una Cámara de Senadores por voluntad y expresión de la democracia. Pero en definitiva los objetivos estratégicos de un país, y estamos hablando en términos de infraestructura, que puede parecer obra pública, pero no es eso. La infraestructura es todo lo que da marco y posibilidades de viabilidad al modelo económico, social y cultural, que uno ha elegido vivir. No es la obra pública, es el entorno que nos permite dar viabilidad, ejecución al modelo social, económico y cultural, que hemos elegido. Eso es una planificación, en definitiva, de la infraestructura.

¿Y esto qué significa? Significa, primero, lograr la participación democrática de los argentinos, a través de sus representantes, elegidos en elecciones libres para pensar y diseñar esos objetivos estratégicos para que al próximo gobierno no le pase lo que le pasó, por ejemplo, al gobierno del presidente Kirchner, que para poder comenzar la ejecución de la Ruta 14, una obra central, denominada "la ruta de la muerte", uno de los caminos, por no decir el centro del camino vial del MERCOSUR, tardamos dos años en poder hacer porque no había proyecto ejecutivo, no había proyecto, estaba la necesidad de la obra, pero no había proyecto.

Hace poco, me tocó inaugurar junto a los gobernadores de Salta y Formosa la Ruta 81, definida por el Foro Regional como uno de los tres ejes de integración de la Argentina, el Eje de Capricornio, que comunica nuestra país, Paraguay, Bolivia, Chile y, finalmente, el Pacífico, la Ruta 40, la Ruta 9, todas cosas que fue necesario pensar en el proyecto ejecutivo porque, lo recordaba hace pocos días cuando también nos visitaba el gobernador de Santa Fe, la ruta entre Córdoba y Rosario, la Autopista, un año discutiendo un tramo para ver si la obra iba a media legua de lo que era la vieja traza o a una legua.

Esto ha significado, en definitiva, la falta de planificación que los argentinos hemos tenido de lo que parecía un país pero que, en definitiva, siempre cuando no se tienen objetivos en un país, nos termina impactando en la propia y cotidiana vida.

Porque aunque no se crea o aunque no se piense, tener un país con objetivos estratégicos, tener un país en el cual pensemos hacia dónde vamos en términos económicos, sociales y culturales es también, en definitiva, comenzar un reordenamiento de nuestra vida, porque en ese modelo, uno decide en qué lugar va a estar y cuál va a ser el rol que va a desempeñar 

Pero cuando no hay objetivos, cuando uno ve un país que va a los bandazos, para decirlo generosamente, podríamos decirlo más académicamente a través de la "política del péndulo", como se lo ha dado en llamar, de un lado hacia el otro, lo cierto que es muy difícil, entonces, tomar decisiones de la propia vida.

¡Ojo!, sea uno empresario, obrero, estudiante, ama de casa o lo que fuere. No se puede planificar la vida porque no se sabe qué pasa mañana o pasado.

Por eso digo, muchas veces se ha tomado el término de "continuidad de las políticas" como algo que debía ser denostado, porque el cambio es muy bueno, pero el cambio por el cambio mismo no es un valor en sí mismo, tenemos que cambiar las cosas que están mal y que es necesario adaptar por el cambio del tiempo, por el cambio de las circunstancias nacionales, internacionales o regionales. Pero lo que es importante es tener una línea directriz de continuidad en la cual todos los argentinos, independientemente del lugar en el cual estemos, podamos sentirnos reflejados y de esta manera, entonces, ser parte de algo y de ese algo que es nuestro país, la República Argentina.

Hubo un momento en que muchísimos argentinos se sintieron que estaban demás en su país; hubo muchos argentinos que eligieron el exilio, primero, tal vez, el exilio para salvar la vida, luego, el exilio al que los obligó los vaivenes de la economía, también hubo exiliados políticos, exiliados sociales, exiliados económicos, los hubo de todas las categorías, éramos un país casi en exilio en el cual no nos sentíamos identificados ni unidos ni articulados por un destino común.

Me parece que el desafío que tenemos todos los argentinos, no el Gobierno, sino todos los argentinos, es volver a plantearnos si somos capaces de pensar en conjunto un país. Y luego, cuando hay elecciones, democráticamente, civilizadamente, competir para ver quién es más capaz de llevar a cabo esos objetivos, quién tiene las mejores aptitudes para mejorar esos objetivos.

Eso es lo que uno ve discutir en las democracias de los países desarrollados, quién es capaz de lograr los mejores objetivos; no que si viene ese gobierno cambia exactamente y se va a una política de 180 grados, porque no hay país, sociedad, empresa, trabajador, estudiante, universidad, que pueda soportar que cada cuatro años todo cambie.

Por eso, el desafío es importante, es saber superar esas ubicaciones para poder pensar y repensar el país con objetivos estratégicos y creo que esa etapa del Bicentenario, no solamente de nuestro nacimiento como país, sino también de la independencia, es un momento más que oportuno para mirar hacia atrás, pero no con el ánimo de fiscalización o de encontrar culpables de por qué nos pasó. Ya está, el país tiene demasiados fiscales, necesitamos más constructores, necesitamos más gente que haga, necesitamos más gente que tire para adelante, necesitamos más gente que vuelva a creer que cambiar es posible pero que, además, sepa que para hacerlo esa gente también debe cambiar un poco. Todos debemos cambiar un poco todos los días para poder ser mejores, para poder entender al otro, inclusive ese que se niega a entender nada.

Tenemos que tener la grandeza, además, de poder entender a los que nunca entendieron nada y, posiblemente, sigan sin hacerlo, pero el resto de los argentinos se merece que todos pongamos el esfuerzo grande que estamos poniendo y que está permitiendo, desde hace cuatro años y medio, que comiencen a cambiar las cosas. ¿Qué nos faltan muchas cosas? Sí, muchísimas; ¿Qué falta mucho por hacer? ¡Cómo no va a faltar por hacer en un país en el cual en décadas no se hacía obra de infraestructura porque, por ejemplo, se consideraba gasto improductivo! ¡Cómo no va a faltar por hacer en un país donde cerramos las escuelas técnicas porque no necesitábamos trabajadores calificados! ¡Cómo no va a faltar hacer en un país donde los científicos y los técnicos eran mandados a lavar los platos! ¡Pero claro que falta! Falta mucho. Lo importante es lo que hemos logrado: impensable.

Yo convoco a todos los argentinos a un ejercicio, a que recordemos cómo estábamos hace un tiempo atrás, no para regodearnos ni para felicitar a nadie, simplemente para sentirnos un poco mejor por las cosas que hemos logrado.

Creo que esto es lo importante, saber que el sendero es el adecuado; que los instrumentos somos nosotros mismos y que es necesario que todos, más allá del lugar de cada uno y con el derecho a pertenecer y estar siempre en ese lugar, sepamos que somos parte de un mismo territorio común, como le gusta decir al Ministro, esta, nuestra casa, la República Argentina.

Muchas gracias, felicitaciones arquitecta y felicitaciones al Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.

Muchas gracias. (APLAUSOS)