Cristina Fernández visitó una muestra fotográfica

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, DOCTORA CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA FOTOGRÁFICA DE WALTER ROIL, EN EL CALAFATE, PROVINCIA DE SANTA CRUZ

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La primera vez que vi una fotografía de Walter Roil, fue en el año 1976. Nos habíamos venido con Kirchner -ya lo conocen creo algunos de ustedes- a vivir aquí, a su lugar, a su provincia, a su ciudad, Río Gallegos.

A mí siempre me gustó mucho mirar fotografías, es parte de la memoria de cada espacio familiar y luego cuando uno lo ve así, en el tiempo, termina siendo el espacio de la memoria de una ciudad, de una provincia, de una región y, en definitiva, de un país. Así que, las primeras fotografías las conocí entremezcladas con las fotografías de la familia Kirchner y de viejas familias de Río Gallegos, porque compraban fotografías del viejo barco hundido, de la plaza, etcétera. Faltan aquí muchísimas fotos de la vieja plaza de Río Gallegos con el placero, que también eran fotografiadas por Walter Roil. Esta fue mi primera aproximación.

Luego, comenzó otra que fue, en definitiva, a desentrañar, a partir de fotografías, lo que para mí es un espacio y un lugar, mi lugar, como suelo decir, la Patagonia y, a través de esas fotos mostrar lo que recién decía Dominique, la fuerza, la identidad y el carácter de una región, porque, en definitiva, una región también moldea. Un lugar donde hay mucha adversidad climática, donde se está lejos de todo, termina también moldeando la personalidad de cada uno de los habitantes que viven allí y lo hace duros, combativos, luchadores, porque hay que luchar contra la adversidad, contra el clima, contra la lejanía, contra el olvido. En definitiva, somos pocos y entonces para hacernos escuchar teníamos, por allí, que elevar un poco la voz o elevar un poco el gesto.

Creo que las fotografías que ustedes van a ver en esta fantástica exposición son excelentes y, además, revelan la calidad del artista. Comentábamos cuando recorríamos hoy la exposición con Dominique y con el Embajador -por favor que ningún fotógrafo contemporáneo vaya a sentirse ofendido- que la calidad de los instrumentos con los cuales actualmente uno toma las fotografías y las posibilidades de corrección, son absolutas. Sin embargo, las fotografías que ustedes van a ver eran tomadas con máquinas absolutamente precarias, no había posibilidad de tomar cien, doscientas, cuatrocientas fotos y luego eliminarlas y volver sacar, no, eran diez, doce placas y de ellas había que sacar las mejores.

En definitiva, me parece que Walter Roil tenía una máquina fotográfica mucho más poderosa que cualquier otro instrumento por más moderno que fuere y era su mirada. Era un fotógrafo que veía la foto y entonces la máquina era el instrumento para tomar, pero era su mirada, eran sus ojos, era su creatividad la que veía la foto y luego la tomaba a través de la cámara para poder eternizarla, pero él ya la había visto antes. Me parece que eso hace la diferencia muchas veces entre la técnica y el arte y me parece que Walter Roil era, por sobre todas las cosas, un artista que utilizaba la técnica de la fotografía para expresar cosas que sentía y veía. Esta es la gran diferencia y el gran mérito que tienen, además, la fuerza de estas fotografías en blanco y negro.

Personalmente, y por allí voy a ser criticada, pienso que la fotografía es en blanco y negro porque allí no hay posibilidades de distracción por el color o por lo que se ve. Allí está la fuerza del blanco, del negro y de los grises que, en definitiva, exigen mucho más al artista, al fotógrafo para poder captar la impresión o la imagen que quiere transmitir.

Por eso, creo que el mérito de esta fantástica exposición está en eso. No es un fotógrafo, es un artista que no tenía pincel, tenía cámara de fotos y la utilizaba como tal.

Me parece que es ese gran valor que, además, pudo registrar su entorno, el de la ciudad de Río Gallegos. Ustedes van a ver también aquí fotos de El Calafate, de aborígenes, de viejos caciques, de lo que fue la tradición tehuelche aquí, en la Patagonia. Así que, van a ver un poco de todo, van a ver un poco nuestra historia, la historia de la Patagonia, la historia de Río Gallegos, la historia de la provincia de Santa Cruz.

Yo quiero agradecer la invalorable ayuda del Embajador francés y, a propósito, quiero contarles algo.

Cuando visité Francia en aquella oportunidad, estando con el Ministro de Cultura en un almuerzo que él me había ofrecido allí, en París, yo comencé a hablar de Patagonia y de Walter Roil diciendo que era un gran fotógrafo y el Embajador, que recién había asumido, tomó su portafolios, lo abrió y empezó a desplegar todas las fotos de las que yo estaba hablando. Yo no tenía la más mínima idea que él conocía a Walter Roil y a sus fotografías y comenzó a explicar también ante el Primer Ministro que es un admirador, como todos los franceses también, de Antoine de Saint Exupéry. Luego, comenzamos a hablar de todo eso y nació la idea de la exposición en Arles; él, con mucha modestia, dice que fue mérito mío.

Yo les aseguro que no, el mérito fue de él y del Primer Ministro francés que también inmediatamente apoyó la idea, del Ministro de Cultura de entonces que mandó a su jefa aquí, a Santa Cruz, a Río Gallegos, para que viera la calidad de la fotografía si realmente era como decía el Embajador y si ameritaba toda una exposición.

En fin, fue toda una movilización, una movilización importante y también conmovedora porque, en definitiva, no tenían por qué conmoverse frente a un artista que no era de su origen, de su patria.

Yo creo que en ese sentido los europeos han descubierto cosas muchas veces antes que los propios argentinos. Esto lo hago un poco como autocrítica porque muchas veces nos descubren nuestros propios méritos más desde afuera que nosotros mismos, tal vez por esa cosa que siempre menciono yo del espíritu rioplatense, un tanto nostalgioso y tanguero de tragedia que tenemos sobre nosotros mismos.

Yo quiero agradecer al Gobierno de Francia, al Embajador y también la presencia de todos los embajadores de la Unión Europea en esta muestra; les agradezco muchísimo la distinción que le hacen a este artista, a la Patagonia y, en definitiva, al arte. Si hay algo de lo que Europa sabe y conoce, es precisamente de arte. Así que, agradezco mucho la presencia de todos ustedes aquí en esta tarde.

Muchas gracias y a disfrutar de la muestra, se la merecen.

Gracias. (APLAUSOS)