Hermanos y hermanas de José C. Paz: quiero decirles en esta tarde tan hermosa que nos está tocando vivir, que ustedes no tienen nada que agradecer, al contrario somos nosotros los que tenemos que venir a decirles a ustedes: Gracias por haber creído en nosotros, gracias por seguir sintiéndose argentinos. (APLAUSOS). Tal vez ustedes, los que menos tienen, los que siempre han sido los más olvidados, los que siempre son considerados, los que no pueden dar nada, los que tenían más derecho a descreer de cualquiera que viniera aquí a decirles que las cosas iban a cambiar y, sin embargo, son ustedes los que más han sufrido, los que menos tienen, los que más creen, los que más dan, los que más apuestan por el futuro del país. (APLAUSOS).
Y esto nos habla, una vez más, de que es este pueblo, que son los argentinos, los que más sufren, los que menos tienen, los que constituyen la reserva de la Patria. Yo quiero decirles que, cuando hace unos instantes bajaba, y podía ver desde el aire, estas casas de tejas, con sus calles, su alumbrado público, su agua potable, algunos tal vez crean que es un plan de viviendas, es algo mucho más profundo, es algo mucho más importante: es la dignidad que se le debe dar a los trabajadores, a los hombres y las mujeres del pueblo, a los que siempre dan todo sin pedir nada, de vivir en un lugar propio. (APLAUSOS).
Quiero decirles que aquel 2005, hace ya casi tres años que vinimos aquí, esto era un terreno baldío, apenas los cimientos, hormigoneaban los hombres y las mujeres, organizados en las cooperativas, trabajando con sus manos, ladrillo con ladrillo, pico y pala. No sé si por ahí estará Mabel, una compañera que tenía cuatro hijos - me acuerdo - y que trabajaba, junto a otras mujeres paliando, poniendo ladrillo sobre ladrillo. Es que no estaban construyendo solamente una casa, no estaba construyendo únicamente una vivienda, estaban construyendo la vida de cada uno de ellos, que es lo que los argentinos han querido hacer, desde hace mucho tiempo.
Hace muy pocos días, visitábamos La Cava, allí me encontré con Bernarda, una mujer que hace tres o cuatro años atrás, en una visita que hice a la villa, me dijo: "compañera, el futuro no se puede adivinar, pero es posible construirlo con todos, codo a codo, mano con mano". Y esta construcción, que hoy vemos aquí, bajo la forma de tejas y prolijas paredes amarillas es eso, es construir presente y construir futuro, construir dignidad.
Por eso, en esta tarde maravillosa, y cuando veo ese cartel que agradece a mi compañero de toda la vida, el haber trabajado junto a ustedes, quiero decirles que para nosotros, que toda la vida hemos creído que era posible hacer algo distinto, que toda la vida hemos luchado por una Argentina en la que los argentinos volviéramos a reconocernos con fe, con alegría, con esperanza, con ilusiones de que el futuro no solamente es algo lejano, sino es algo concreto que podemos construir, quiero decirles que me siento muy feliz como todos ustedes, como el Intendente, como el Gobernador, como todos aquellos que desde distintos lugares trabajamos para construir una vida mejor. (APLAUSOS).
Hace unos instantes, me informaban en la Casa Rosada, en mi lugar de trabajo, números que son récord en la historia de los argentinos en materia de exportaciones, en lo que hemos crecido, números muy importantes, pero que más que importantes porque le dan sustentabilidad a este modelo económico, político y social es porque significa que millones de argentinos y argentinas han vuelto a la dignidad del trabajo, ese es nuestro compromiso de vida y de ideas. Y hoy aquí, en esta tarde, junto a ustedes, estamos dando testimonio de esa vida, que hemos comprometido con el trabajo y las ideas políticas.
La política ha vuelto a ser, hermanos y hermanas, en la Argentina un instrumento de cambio, de poder cambiar las cosas para mejor, para bien, para adelante, que es donde debemos ir todos los argentinos. Por eso, con todo el cariño, con toda la gratitud vengo yo hoy, pueblo de José C. Paz, en nombre mío y del compañero presidente, a darles las gracias a ustedes por haber confiado, por haber acompañado, por estar por una Argentina y por un país mejor para todos y para todas. (APLAUSOS).
Gracias y fuerza, a seguir trabajando con esperanzas, con ilusiones, con sueños, que es como la vida merece ser vivida por todos nosotros. Gracias y fuerza, mucha fuerza. (APLAUSOS).