La Presidenta encabezó la presentación del PRONUREE

PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN EL ACTO DE FIRMA DEL CONVENIO MARCO DE ADHESIÓN AL PROGRAMA NACIONAL DE USO RACIONAL Y EFICIENTE DE LA ENERGÍA

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Buenos días a todos y a todas: escuchaba recién al ministro de Planificación, al arquitecto Julio De Vido y recordaba los inicios con los dos problemas centrales en materia energética, como él los ha señalado. Por un lado, la falta de inversión, que se había producido en la Argentina y que no era solamente imputable al sector privado, al sector empresario.

En realidad, había un modelo económico, que no demandaba energía, porque energía necesitan los que trabajan; energía necesitan los que producen. Si uno es solamente servicio, especulación y transferencia no necesita gran cantidad de energía. Con lo cual, también es cierto, que quien no iba a poder colocar el producido de su inversión - esto es los empresarios generadores de energía - no invertían porque sabían que nada iba a ser colocado y por lo tanto no podían tener rentabilidad. Esto es la economía, en definitiva, es una relación permanente de todas las decisiones que toman los actores públicos institucionales, los actores privados, los actores sociales, hay una íntima interrelación.

Lo cierto es que el modelo económico imperante no requería de energía. Lo cierto es que, además, cuando comienzan a cambiar las cosas y comienza a demandarse mayor consumo de energía, porque se produce y se comienza a consumir, nos enfrentamos con lo que era el segundo problema: las características de la matriz energética en la República Argentina que no era una matriz diversificada.

Èramos, como acostumbrábamos a decir, gasodependientes. A punto tal que, en un momento, se llegó a proponer -deben recordar algunos funcionarios en la primera etapa del Gobierno- que pusiéramos todo el transporte público con GNC. Imagínense lo que esto hubiera significado hoy en términos de costos y de problemas.

Lo cierto es que, el entonces, Presidente Kirchner tuvo el tino, la claridad, de no aceptar esto, de no llevarlo adelante. Porque inclusive había también conformidad de las empresas productoras y generadoras en la Argentina, fundamentalmente las hidrocarburíferas, las que también habían dado el consentimiento. Afortunadamente no se hizo porque hoy estaríamos en un problema también muy grave.

Se abordaron, entonces, el problema desde la responsabilidad estatal, institucional y pública. El abordaje de los dos problemas: aumentar la producción energética y al mismo tiempo diversificar la matriz energética.

Recordaba, el otro día en Río Turbio, cuando se quiso cerrar la mina de carbón en los años '90, porque en esos momentos el barril de petróleo estaba a 8 ó 9 dólares. Entonces, la extracción de energía en base a carbón,  era absolutamente costosa comparada con un barril a 8 ó 0 dólares. Hoy un barril está casi rozando los 100 dólares o por allí nos revela la importancia del no tener posiciones dogmáticas y cerradas en nada. Y mucho menos en la economía, donde las cosas nunca son para siempre y donde nos exige una apertura intelectual muy importante, para estar preparado para las nuevas situaciones, que siempre se están produciendo.

Abordado el tema, entonces, desde la responsabilidad estatal; creo que la enumeración de las obras, las características de esa diversificación, donde también estamos incorporando energía atómica a la matriz energética, nos hace pasar a la segunda etapa y lo hacemos, conjuntamente con el sector privado. Creo que aquí en este programa de uso racional y eficiente de la energía estamos yendo al primer actor o al tercer escalón de la responsabilidad, que es la responsabilidad social.

Yo decía, el otro día en el discurso ante la Asamblea Legislativa, el día 10, que se puede tener un muy buen Gobierno, pero si no tiene además buenas instituciones en lo privado y buena sociedad es muy difícil abordar la transformación de un país.

Creo que acá vamos a situarnos en ese tercer escalón de la responsabilidad social para que todos: el sector público, el sector privado y la sociedad, podamos ser más racionales, más eficientes, agregando calidad competitiva a la economía argentina. Porque agregándole calidad competitiva a la economía argentina nos estamos beneficiando absolutamente todos, desde la generación de nuevos puestos de trabajo, de mejores retribuciones. En fin, lo que es la rueda de la economía, donde todo se articula, como dije al comienzo de esta intervención, y en la cual la decisión de uno nunca es neutral para el resto de los actores económicos y sociales.

Debo decir, también, que espero por parte de quines proveen lamparitas y todo lo que tenga que ver con este bajo consumo, que también tengan responsabilidad social y empresaria. (APLAUSOS). No sea que luego, a partir de la demanda y de la compra que va a hacer el Estado nacional de estos instrumentos necesarios, entonces, no con inteligencia, sino con la viveza, que tanto nos ha costado a los argentinos. Siempre digo que quiere empresarios y comerciantes inteligentes no vivos. A los vivos la rentabilidad les dura muy poco y luego la pagamos todos los argentinos finalmente en ineficiencia.

Espero que también en esto haya responsabilidad, espero que el Licenciado Moreno también contribuya porque nuestros comerciantes y empresarios también tengan ese alto grado de responsabilidad que todos demandamos, en serio. (APLAUSOS) Porque muchas veces formulamos planes, estrategias, metas ambiciosas, son muy ambiciosas las metas que acaba de darnos el ministro, en materia de ahorro y de eficiencia energética, de racionalidad.

Ahorro no me gusta la palabra porque como él bien lo dijo el ahorro significa que alguien restringe algo; en realidad es eficiencia y racionalidad. Son metas muy ambiciosas. También tenemos que elaborar los instrumentos en el sector de planificación y en toda la administración para verificar que esto se cumpla. Porque esto es la otra cosa que nos ha faltado siempre a los argentinos: la perseverancia y la metodología para luego ir corroborando que las metas se están cumpliendo. Y en todo caso si no se pueden cumplir, identificar claramente los problemas o los personajes por los cuales no se pueden cumplir estas metas y actuar en consecuencia. Esto también es parte de la eficiencia y de la calidad institucional: fijarse metas, verificarlas, corroborarlas, corregir.

En definitiva, estas son las actitudes que tiene que tener todo funcionario público o privado, porque finalmente la ineficiencia empresaria también la terminan pagando todos los sectores de la sociedad. Con lo cual, aquí mis amigos los Gobernadores de la República Argentina, algunos ex compañeros de bancada, también los invito a que en sus provincias, en sus municipios, podamos todos colaborar en esta tarea que yo creo que es central.

No me canso de decir que el siglo XXI va a tener dos protagonistas muy fuertes: alimentos y energía. Yo lo visualizo muy claramente. Creo que en estos dos campos la Argentina tiene mucho; esto nos coloca con una potencialidad, en términos de mejora de nuestra producción, de nuestras exportaciones, de nuestra calidad económica, muy importante. Es una oportunidad y no la podemos dejar pasar.

A diferencia del otro Centenario, aquel Centenario que encontró a la Argentina en el octavo y noveno lugar del mundo, pero con una población totalmente desprovista de los bienes sociales: de educación, de salud, de calidad de vida, porque había mucho crecimiento de la economía, pero era aprovechado por pocos.

Este Bicentenario creo que nos tiene que encontrar en la posibilidad de generar riquezas, pero que además pueda ser también percibida esa riqueza por nuestra sociedad, por nuestro pueblo. Porque esto es lo que da sustentabilidad y perdurabilidad a los procesos de crecimiento económico. No es invento de esta Presidenta por su origen ideológico, es simplemente percepción y observación que una puede hacer de todas las sociedades, que hacen más de 200 años vienen acumulando permanentemente en su economía y que lo transmite, también, al resto de las sociedades y entonces, en un esfuerzo virtuoso todo el país, toda la Nación crece.

Yo espero que todos, políticos, empresarios, trabajadores hayamos hecho aprendizaje de estos años duros y difíciles que ha tenido la Argentina; siempre de las dificultades y de las adversidades podemos sacar algo bueno, y es la comprensión de lo que no tenemos que volver a hacer para no retornar. Porque - ojo - la economía no es un pasaje que uno compró y lo lleva porque sí, hay que cuidarla todos los días, cada uno en el lugar que le ha asignado la sociedad o su propia vocación: el Estado, las empresas, los sindicatos.

Me parece que este es el trípode sobre el cual tenemos que trabajar con el resto de las instituciones, con el resto de la sociedad para poder profundizar, prolongar y mejorar este proceso, que hemos iniciado y que hoy nos sigue dando cifras, de las 59 semanas de crecimiento consecutivo, en este último noviembre, que medimos la desocupación en el 7.1; en ese crecimiento industrial del 9.9; en ese acumulado, que llevamos el 8 y medio, en lo que va del año y en ese 9.4 de crecimiento mayor.

El consumo que uno puede advertir hoy, también, parte del problema de este crecimiento de energía. Por primera vez - ustedes lo saben - muchísimos argentinos han podido acceder a un equipo de aire acondicionado, esto puede parecer, tal vez, a los que estamos sentados aquí, que hemos tenido muchas veces la suerte de poder contar con esas cuestiones, algo común. Para mucha gente, que solamente cuando tenía calor, tenía un ventilador o un turbo, las clases populares significa un progreso, una mejora de calidad de vida y un reconocimiento de la autoestima, que por allí los que han tenido la suerte de tener esto siempre no lo advierten, pero que significa en la calidad de vida de la sociedad un paso muy importante. (APLAUSOS).

Esto también nos trae el otro problema, relacionado con la generación de energía que esto demanda, el plus, que esto está demandando es muy importante. Por eso, también, parte de este plan, de esta presentación que estamos haciendo hoy.

Entonces, lo importante es que cada uno, desde el lugar en que está, defienda lo conquistado. Y defender lo conquistado no es aferrarse a las cosas o a los comportamientos, las conductas cuando estas han sido equivocadas, sino esencialmente modificarlas para seguir teniendo eso que pude lograr y un poco más también.

Muchas gracias y tengan ustedes muy buenos días. (APLAUSOS).