16 de marzo: Aniversario del Regimiento de Granaderos a Caballo

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Hoy, 16 de marzo, se conmemora la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, fundado en 1812 por el entonces teniente coronel José de San Martín. Desde sus inicios, esta unidad militar se destacó por su disciplina, valentía y profundo sentido del deber, convirtiéndose en un símbolo de honor y patriotismo en la historia argentina.

Convencido de que la independencia no solo requería destreza militar, sino también un fuerte compromiso con la patria, San Martín forjó en sus hombres un espíritu de sacrificio y lealtad inquebrantables. No solo los entrenó para la batalla, sino que les inculcó valores que definieron la esencia del regimiento.

Desde su bautismo de fuego en el Combate de San Lorenzo en 1813, pasando por el heroico Cruce de los Andes en 1817, hasta la decisiva batalla de Ayacucho en 1824, los Granaderos estuvieron en la primera línea de la lucha por la libertad. En apenas una década, acumularon 22 condecoraciones, dejando un legado de heroísmo imborrable.

En 1903, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, se les asignó la misión de ser la Escolta Presidencial, rol que desempeñan hasta hoy. El regimiento cuenta con cuatro escuadrones montados: Riobamba, Junín, San Lorenzo y Maipú, encargados de desfiles y ceremonias. A ellos se suman los escuadrones a pie, Chacabuco y Ayacucho, responsables de la seguridad presidencial en la Casa Rosada y la Residencia de Olivos, así como de la custodia de los restos de San Martín en la Catedral Metropolitana y del Sable del Libertador en el Museo Histórico Nacional.

Con su inconfundible música de caballos tordillos y timbales, la Fanfarria Militar Alto Perú aporta un toque distintivo en cada acto oficial en el que participa. Además, el regimiento tiene destacamentos en Yapeyú, ciudad natal de San Martín, y en San Lorenzo, escenario de su primera batalla.

El uniforme de los Granaderos: un emblema de identidad y tradición

Diseñado por el propio San Martín, el uniforme histórico de los Granaderos combinaba funcionalidad y elegancia.
Hoy en día, mantiene su esencia original con el morrión, chaquetilla, guantes blancos, pantalón y botas.

El morrión, con su penacho bordó, escarapela nacional y escudo de bronce, no solo distingue a los Granaderos, sino que en su diseño original cumplía un rol defensivo. Sus galápagos de metal protegían el lado izquierdo de la cabeza, mientras que la carrillera dorada evitaba heridas de armas blancas. La visera, además de resguardar del sol, obligaba a mantener la vista en alto, reflejando la actitud firme y disciplinada del cuerpo.

La chaquetilla azul con vivos carmesí incorpora botones dorados y granadas bordadas, mientras que el cuello de cuero duro y las charreteras protegían contra ataques con sables. Sobre la casaca, la bandolera blanca sostenía la cartuchera con municiones, y el cinturón sujetaba el tahalí para el sable. En la actualidad, el sable es un modelo ceremonial con hoja cromada y cazoleta protectora. Las botas altas de cuero negro incluyen espuelas diseñadas por el propio San Martín para optimizar el manejo de los caballos.

Inspirado en la tradición militar francesa, el uniforme de los Granaderos ha evolucionado con el tiempo, pero sigue siendo un símbolo de la historia y el honor del regimiento. Con cada formación, desfile y escolta, los Granaderos a Caballo continúan reafirmando el legado sanmartiniano y su rol fundamental en la identidad nacional.