Productores y representantes de las provincias norteñas protagonizaron la primera edición de la Semana de los Cultivos Andinos, con jornadas de difusión en centros estratégicos de la Ciudad de Buenos Aires y actividades en el Congreso Nacional.

El Ministerio de Agroindustria de la Nación realizó, en ese sentido, una serie de actividades para promocionar el consumo y cualidades nutricionales de los cultivos andinos.

En el marco de la tradicional fiesta de la Pachamama, se llevó a cabo una agenda de acciones y encuentros entre los que se destacan los desayunos saludables “Madre Tierra”, hechos a base de los llamados “superalimentos”;  clases de cocina andina a cargo de instructores especializados en la materia; degustaciones abiertas al público de papines, quínoa, maíz kully morado, amaranto y locoto, entre otros productos de origen cordillerano.

Distintos grupos de baile y música norteña acercaron a la zona del Obelisco y de Retiro las costumbres y tradiciones, mientras que los principales cocineros de la Argentina expusieron sus conocimientos, acompañados de jóvenes estudiantes de gastronomía provenientes de la Puna, la Quebrada de Humahuaca y de los Valles de la provincia de Jujuy, para dar testimonio en vivo, de las costumbres y forma de vida de sus ancestros acercando sus tradiciones al desarrollo y futuro de la agroindustria.

Los cultivos andinos son considerados un eje estratégico, no sólo para promover la producción primaria sino también para agregarle valor.

Muchos de esos cultivos andinos formaron parte de la dieta de poblaciones originarias y hoy son considerados de alta calidad. Cabe destacar que el 60 por ciento de la superficie cultivada en Argentina corresponde a Jujuy.

Estos alimentos son fuente de generación de empleo e ingresos para muchos pequeños productores.

Los productos de la zona andina son muchos, pero se priorizó a la quinua, la papa andina, la oca, el yacón, los maíces andinos y los porotos andinos, por ser los de mayor desarrollo.

Se  trata de productos nativos que se caracterizan por su biodiversidad y heterogeneidad que los hace altamente resistentes a todas las condiciones desfavorables agroclimáticas.