En la niñez, el sedentarismo es un problema en aumento. Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar (2012), apenas el 16,7 por ciento de los niños cumple la recomendación de mantenerse físicamente activos 60 minutos por día, mientras que el 50 por de la población en edad escolar pasa tres o más horas sentados. En Argentina, el 54,7 por ciento de los adultos son sedentarios, por lo que no cumplen al menos con los 30 minutos de actvidad física diaria recomendada.
En este Día Mundial de la Actividad Física, que se celebra cada 6 de abril, el Ministerio de Salud de la Nación recuerda a través del Programa Nacional de Lucha contra el Sedentarismo que adoptar un estilo de vida activo desde la infancia protege la salud, mejora el rendimiento escolar, enriquece las relaciones sociales y previene enfermedades.
En todas las edades, llevar un estilo de vida activo permite mejorar significativamente la salud, mucho más si se lo acompaña con una alimentación saludable y se abandona el consumo de tabaco. Los chicos en edad escolar tienen que sumar al menos 60 minutos diarios de actividad física, mientras que en adultos la recomendación es un mínimo de 30 minutos diarios.
Los estilos de vida sedentarios constituyen una de las diez primeras causas de mortalidad, morbilidad y discapacidad. Algunas enfermedades como la obesidad, la diabetes, ciertos tipos de cáncer y las enfermedades cardiovasculares, entre otras, están relacionadas con la baja o nula realización de actividad física.
Recomendaciones
Consultá a tu médico sobre la rutina que vas a seguir. Antes de empezar cualquier actividad, practicá ejercicios de precalentamiento y elongación.
Importante: los 30 minutos de ejercicios pueden ser continuos o fraccionados. Podés ampliar tu rutina usando la bicicleta y caminando.
Para empezar:
Cuando estés por comenzar tu rutina, estirá tu cuerpo. El streching es una disciplina que trabaja los músculos, los tendones, las cápsulas, los ligamentos y la piel. Mantener los músculos flexibles evita tirones, desgarros y mejora tu movilidad.
Aeróbicos:
Los beneficios de practicar una actididad aeróbica son muchos: disminuye la presión sanguínea, baja el colesterol en sangre, reduce la glucemia, reduce la mortalidad cardiovascular, aumenta la reabsorción de calcio en los huesos y disminuye el estrés, aumentando las endorfinas que contribuyen a bajar la tensión emocional y mejorar el estado anímico.
Localizada:
Utilizando el peso del cuerpo y una variedad de elementos, estos ejercicios apuntan a aumentar la resistencia y la fuerza, tonificando músculos específicos, logrando una figura armónica y una mejor postura corporal general, reduciendo el riesgo de lesiones.
Durante el embarazo:
A lo largo del embarazo hay que evitar los sobreesfuerzos. Es fundamental que tu obstetra supervise qué rutina podés practicar. La actividad física en embarazadas sirve para fortalecer los miembros para sostener el peso del embarazo y luego del bebé. Además, fortalecer el suelo pélvico sirve para prevenir problemas como incontinencia urinaria y prolapsos, y ejercitar la respiración y relajación mejoran el trabajo de parto.